No creo que el Carnaval 2013 haya sido uno de los mejores, ni tampoco creo que sea bueno compararlo con ningĂșn otro. Simplemente creo que, el publicitado Carnaval del Bicentenario, no cumpliĂł con las expectativas de muchos, y que, de alguna manera, no estuvo a la altura de la celebraciĂłn, ni de la designaciĂłn de Barranquilla como capital iberoamericana de la cultura.
Muchos esperåbamos mås de una fiesta que ha crecido por encima de la misma ciudad, que en muchos casos, le ha quedado pequeña a la grandeza de sus grupos folclóricos, al sentir de sus ciudadanos, a la manera como muchos la imaginan y la quieren vivir.
El Carnaval, como lo expresĂł Jaime Abello es, entre otras cosas, contradicciĂłn, y por ello debe encontrarse el equilibrio entre el Carnaval espectĂĄculo y el Carnaval tradicional. El primero encanta a los patrocinadores y a las nuevas generaciones y a algunos turistas. El segundo es el anhelado por muchos barranquilleros, y apreciado por gran cantidad de turistas e investigadores. Ambos han trascendido la frontera, le han dado fama a la ciudad y han generado oleadas de visitas, que cada dĂa esperan ver algo mĂĄs de la fiesta.
La ciudad creciĂł en nĂșmero de habitantes y el Carnaval adquiriĂł renombre internacional, pero no se preparĂł para ello. Por eso, la VĂa 40 con todo y sus palcos se quedĂł pequeña. Por eso la 44 se quedĂł pequeña, y quĂ© decir del Romelio donde se presentan los grandes espectĂĄculos estacionarios que no pueden ser vistos por mĂĄs de 10 mil personas. Aunque decir “vistos” es una exageraciĂłn porque las condiciones no estĂĄn dadas para que, todos los que ingresan puedan apreciar cĂłmodamente lo que sucede en tarima.
Para no extenderme mås de lo que un lector promedio espera leer presentaré mi balance agrupando mis apreciaciones en Lo mejor, y Por mejorar.
Lo mejor
*Hay consenso en que lo mejor de la Batalla de Flores, y hasta del Carnaval en general, fueron sus carrozas. Se notĂł un gran avance en diseños y elaboraciĂłn, aunque se olvidaron que algunas de ellas deben ir a la 17, que la ciudad estĂĄ muy atrasada en el sistema de distribuciĂłn de energĂa y los cables son una verdadera telaraña a muy poca altura del piso.
*El desfile del lunes. Sin lugar a dudas, la Gran Parada de FantasĂa es todo un espectĂĄculo de color, lujo, alegrĂa, diversidad, talento. Es organizado, sale puntual, los grupos saben lo dañino que son los baches asĂ que han aprendido a avanzar y parar para mostrar algo de sus coreografĂas. Los grupos, a diferencia de muchos tradicionales, como Cumbias, han crecido en nĂșmero y calidad.
*El Desfile del Carnaval de los Niños, siempre grande, siempre organizado aunque hay que estar alertas porque “el enano se creciĂł” y no hay derecho que haya niños en la zona de concentraciĂłn esperando salir desde las 11 de la mañana y que el Ășltimo grupo llegue al final del recorrido a las 7 de la noche.
*La producciĂłn tĂ©cnica de la coronaciĂłn de Daniela y el Festival de Orquestas. En los eventos anteriores hubo protuberantes fallas en el sonido. Los que estuvieron en las graderĂas poco o nada escuchaban.
*La bandera de la Reina Daniela. Por encima de todo y de todos se dio a la tarea de darle valor a los grupos y expresiones mĂĄs tradicionales y poco conocidas. Haber llevado a tarima a “Los gallegos” es algo de aplaudir. Su discurso fue consecuente con su accionar, aunque en el Bando y la CoronaciĂłn debieron presentarse agrupaciones musicales mĂĄs nuestras.
*Los reyes del Carnaval de los Niños y el Rey Momo. Sobrados!!
*EL respeto que la mayorĂa de los artistas que se presentan en el Festival demuestran, preparando una buena puesta en escena, y luciendo impecablemente sus indumentarias.
Por mejorar
*Muchas de las hermosas carrozas y de los trĂĄiler musicales no fueron apreciados por los espectadores que llegaron a la VĂa 40, porque como ya es costumbre, a las 5 de la tarde las zonas comienzan a quedar vacĂas. Lo que diferencia a este evento de los demĂĄs son precisamente las carrozas y trayler.
*Las escenografĂas. Todas iguales. Un backing con una pantalla que cambiĂł de tamaño segĂșn la importancia que le dan al evento, rodeada con los colores de la bandera de Barranquilla. ¿Poca creatividad o poco presupuesto?
*La publicidad en la pantalla central del Festival de Orquesta. Nunca un gran evento en el mundo, la tiene. Es invendible el programa y van contra la comercializaciĂłn que se quiere disminuir.
*La autoridad de los operadores en las puertas. No es justificable endilgarle a la PolicĂa el no haber dejado ingresar a los menores de 18 al espectĂĄculo de coronaciĂłn de la Reina de Reinas, un evento que estuvo vacĂo porque las comitivas se tuvieron que quedar afuera. Si el evento lo organiza Carnaval, es la empresa la que pone las normas.
*Los homenajes en el Festival de Orquestas. Aunque fueron lo mĂĄs rescatable del evento este año, no pueden ser responsabilidad de un tercero que se lleva todos los crĂ©ditos. Jorge Oñate lo dijo, “CantĂł y agradezco a OlĂmpica”. Los homenajes los deberĂa hacer Carnaval, como hace los de Carnaval, su mĂșsica y sus raĂces.
*MĂĄs graves que la no presencia de grupos extranjeros en el Festival, los cuales abandonan la ciudad por sus compromisos en el exterior o porque mantenerlos en Barranquilla sin trabajar le cuesta dinero a los empresarios, mĂĄs que esa ausencia, en lo que hay que trabajar es en que los colombianos sĂ se presenten, sobre todo cuando han tenido la oportunidad de trabajar para Carnaval S.A. caso Silvestre Dangond y MartĂn ElĂas.
*Los “errores involuntarios” que mĂĄs parecen una muestra de improvisaciĂłn. Como la entrega al personal de logĂstica de camisetas marcadas con Prensa y Batalla de Flores. Si el sĂĄbado ya no habĂa nada que hacer, debieron lucirlas al revĂ©s y por nada del mundo colocĂĄrselas el domingo.
*El Desfile de Momo. Era un lujo, pero ahora, es considerado un desfile de segunda categorĂa con desmanes incluidos. Si quieren que sirva a los propĂłsitos reales con los que fue rescatado, Carnaval S.A. debe ponerle el mismo empeño que le pone a la Batalla de Flores.
*El control a la espuma desde antes de que la ciudad se inunde del producto, con campañas agresivas sobre el daño que ocasiona, sobre lo que le molesta a los grupos folclóricos.
*La Guacherana. La que yo vĂ entre la 74 y la 70, no me gustĂł para nada. Hay opiniones encontradas sobre la misma.
Por Patricia Escobar
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