El Carnaval nace, crece, se reproduce, pero no muere.
Desde que comienza enero, todos los barranquilleros solo queremos que llegue el Carnaval para divertirnos y disfrutar de nuestra fiesta, algunos disfrazándose, bailando, y otros solo como integrantes de la 'familia Miranda' (familia Miranda = grupo de espectadores, para los que no hablan costeñol). Pero esta fiesta ha evolucionado, y tiene organizados múltiples eventos con todas las normas de seguridad, dentro de las cuales está el no ingreso de menores a los desfiles concurridos.
De manera que a nosotros, los niños, nos venÃan limitando muchos espacios en el Carnaval de Barranquilla. Es por eso que hace más de 21 años se tuvo una idea muy importante y especial en la fundación Voz Infantil - Hola Juventud, de hacer un espacio de protagonismo de nosotros, los más pequeños.
Recuerdo como si hubiera sido ayer mi primera vez en un evento del carnaval. Fui de 'Familia Miranda'. Todos me llevaron, mi mamá, mi papá, mis abuelos y mi tÃa. Estábamos sentados en unas sillas plásticas de color blanco bajo una carpa azul que no tapaba nada del sol, en donde se podÃa ver el maravilloso desfile que pasaba por la calle. Recuerdo muy bien que mis papás llevaban una sillita roja para mÃ, pues no me gustaba sentarme en las sillas tan grandes, y siempre la ponÃan delante de sus puestos.
También recuerdo perfectamente que cada vez que llegaba una persona, la vendedora de sillas trataba de sentarla en uno de sus puestos, que llegaban hasta la lÃnea de pintura roja en el suelo que marcaba cuál era su territorio.
Yo tenÃa un disfraz de garabato con un cintillo de flores amarillas, verdes y rojas en la cabeza, y en los pies unos chicharrones (chicharrones = zapatos especiales para disfrazarse, en costeñol) negros que mi mamá me habÃa comprado en la 72 (72 = calle 72 con carrera 46, al costado del estadio Romelio MartÃnez en de Barranquilla), porque desde pequeña me ha gustado disfrazarme y vivir el Carnaval. Mis padres también se contagiaban, mi mamá se ponÃa un vestido de cumbiambera y mi papá uno de monocuco con sombrero vueltiao.
Era tanta la alegrÃa que sentÃa que cuando pasaban las danzas que me gustaban, como la de las negritas puloy y las marimondas, que me iba bailando con ellos dos o tres cuadras (cuadra = distancia entre las dos esquinas de una misma calle). Mi papá corrÃa detrás de mà para llevarme a mi puesto nuevamente.
Esto se repetÃa varias veces en el desfile. También recuerdo que mi mamá, en cada disfraz que pasaba, cogÃa la cámara y nos tomaba una foto. Asà mismo lo hacÃa con las reinas y reyes que desfilaban con sus lindos y vistosos vestidos. Pasaban muchos vendedores ambulantes, y como todos los niños siempre querÃa que me compraran algo, asà que mientras mi papá me compraba un collar de carnaval, mi abuela me compraba unas gafas, porque decÃa que hacÃa demasiado sol.
Desde pequeña mi familia me inculcó que debÃa amar
el carnaval porque es nuestra fiesta tradicional y que debemos agradecer que
nacimos en esta bella ciudad dueña de algunas de las mejores cosas que tiene
nuestro paÃs, pero lo mas increÃble de esta historia es que se repite miles y
miles de veces en niñas y niños que son barranquilleros o que tienen el
privilegio de vivir algo conocido como el Carnaval de los Niños.
Poco a poco se destaca el Carnaval de los Niños, donde todos se divierten y demuestran su cariño, Barranquilla se contagia de cariño y simpatÃa porque sus niños sà son portadores de alegrÃa"
Con esta frase llena de alegrÃa y simpatÃa comienza el himno del Carnaval de los Niños, que todos los pequeños de la ciudad cantamos con orgullo.
Año tras año, esta maravillosa fiesta ha ido creciendo y se ha convertido en un espacio para que los niños y las familias puedan compartir y divertirse. En esta celebración, los menores de la ciudad se divierten bailando en las distintas comparsas y grupos. Otros se fascinan con el maravilloso desfile, en el que podemos ver bailes, disfraces, carrozas y mucho más.
Como en el Carnaval de Barranquilla (el de los adultos), los niños necesitábamos a alguien que nos representara durante nuestras fiestas, es por esto que año tras año hemos tenido una Reina y un Rey Momo, nuestros soberanos que todos los años con mucho orgullo, alegrÃa y entusiasmo visitan y comparten con todos los barranquilleritos sus 'carnavalores' en toda clase de eventos sociales y culturales.
Como parte de nuestro carnaval, se realiza una ceremonia muy vistosa, concurrida e importante, la Coronación de los Reyes del Carnaval de los Niños, en donde se presentan diferentes grupos de nuestro carnaval y en el que también se hace la lectura del bando para toda la chiquillada 'quillera' (quillera = Barranquillera, en costeñol).
El Carnaval de Barranquilla como espectáculo, contrario a lo que muchos creen, por sà solo estarÃa condenado a desaparecer, pues en el tiempo se irÃan acabando sus bailarines y hacedores. Esto lo afirmo porque al niño barranquillero le está prohibido, por seguridad y por ley, el ingreso a los desfiles. No podemos asistir a la Batalla de Flores o a la Gran Parada y supongamos que eso está bien. Pero como dice Paragüita: "para graduarse de barranquillero, hay que quemarse los pies en la vÃa tacuaren" (vÃa tacuaren = VÃa 40 = cumbiódromo).
Los que queremos el Carnaval, lo vivimos y lo gozamos, sabemos que nacimos con este sentimiento. No fue a los 18 años que nos enamoramos de nuestros disfraces, no fue a los 18 años que bailamos aguantando calor bajo un fuerte sol, no fue a los 18 años cuando decidimos en nuestros colegios, clubes o fiestas de barrio ser cumbiambera, garabato o marimonda, no fue a los 18 años que decidimos ser reinas o reyes del carnaval porque para ser barranquillero, y especialmente barranquillera, hay que haber soñado con ser Reina, no de belleza sino soberanas y poseedoras de una corona mas valiosa en Barranquilla que el tÃtulo de miss universo: ser Reina del Carnaval". Gracias a esto cada vez hay más reinas y reinitas, casi que hay más reinas que parejos.
Las hay de barrio, reina de reinas, reina del curso, reina de colegio, reina de los profesores, reina de fundaciones, reina en las empresas, reina de la tercera edad, reina central y hasta reina de los medios. Cada una de ellas es elegida y coronada entre muchas aspirantes, con todo un proceso y preparación similar a un reinado nacional en Cartagena.
Lo que pocos recuerdan es que detrás de estas candidatas y reinas hay cientos de niñas (hijas, sobrinas, vecinas, nietas, hijas de las amigas etc.) tomando como propio ese sueño de ser Reinas de Carnaval. Entre polleras, vestidos de fantasÃa, disfraces de luces, maquillaje, tocados y peinados, toda niña barranquillera sabe bien qué será cuando grande y sueña con la lectura de su bando o el momento de su coronación. Asà mismo sucede con cada niño que le gusta el llamador, la flauta o la tambora. También con el niño que le gusta bailar, disfrazarse o cantar. Todos ellos nacieron o vieron desde siempre a sus padres, tÃos, vecinos, abuelos y amigos de sus papás haciendo lo que a los niños les gustarÃa hacer.
Por esto, a alguien tocado con una chispita de cielo, conocido como El profe, Julio Adán Hernández, se le ocurrió crear el espacio más fantástico y hermoso que Barranquilla podrÃa soñar.
Un escenario lleno de alegrÃa, de talento y de ternura. que se convirtió en el pulmón, fuente de vida y continuidad del Carnaval de Barranquilla.
El espacio que, contrario a la Ley y a la seguridad de los grandes, permite que las marimondas, toritos, negritas puloy, garabaticos, cumbiamberos y cambamberos de nacimiento pasen de gatear a bailar en un espectáculo que para muchos supera, y de lejos, el presentado por los grandes en el Cumbiódromo.
El Carnaval de los Niños que nació como un sueño y que ahora es más que una realidad, se ha convertido en el tercer evento más concurrido del Carnaval de Barranquilla después de la Batalla de Flores y la Guacherna. Esto se ha logrado por una razón que va más allá de las luces, los disfraces, los bailes y coronas, es porque en el marco de el Carnaval de Barranquilla, el Carnaval de los Niños es el evento en donde se unen las familias a compartir y a divertirse, es el espectáculo al que asisten juntos los papás, las mamás, las abuelas, los abuelos, las tÃas, los tÃos y los hijos.
En el que la familia puede integrarse y disfrutar esta bella fiesta que no sólo dura una semana, no, esta fiesta dura todo un año en el que los niños solo cuentan los dÃas para que este carnaval llegue y puedan jugar, divertirse, bailar y aprender un poco más acerca de esta maravillosa fiesta que celebramos anualmente y en la que nosotros los menores somos los protagonistas.
Y acordándome de alguna clase de naturales, hoy puedo decir que "El Carnaval de Barranquilla nace, crece, se reproduce pero no muere" gracias al Carnaval de los Niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario